[English translation below]
En el marco del programa Latin American Cultural Exchange Fellowship Colombia, Sofia Colmenares del Fine Cacao and Chocolate Institute (FCCI) lideró una serie de entrevistas a productores de cacao, productores de chocolate, chefs chocolateros, e investigadores, entre otros actores que participan o colaboran con la industria colombiana del cacao y el chocolate. En conjunto proporcionan una imagen inclusiva de la industria del cacao en Colombia; lo que conllevo a dar visibilidad a personas que no han sido consideradas en la narrativa, enfatizar la importancia de reconocer la calidad del cacao colombiano y revalorar la relación entre el cacao con la historia, el patrimonio y la cultura de Colombia. Las entrevistas han sido transcritas con el objetivo de compartir los aspectos más relevantes con los lectores de este blog.
La Asociación de Productores Orgánicos del Municipio de Dibulla (APOMD) se forma en el 2002 por iniciativa del Ministerio de Agricultura, con el objetivo de atender a 86 núcleos familiares del municipio de Dibulla en La Guajira, Colombia. En el 2008 la región se ve afectada por un desastre natural, por lo que APOMD pausó operaciones por cinco años. . La iniciativa se retoma en el 2012 con la Compañía Nacional de Chocolates como socio comercializador del proyecto. De aquellos socios fundadores sólo continúan en la actualidad 36, esto por causa de numerosas instancias de violencia, desplazamiento y fallecimientos. Cada socio, propietario per cápita de tres hectáreas en promedio; cultiva cacao y demás árboles frutales. Adicionalmente, los socios tienen una tradición de plantíos de autoconsumo o pancoger. Entre 2012 y 2018 la asociación compra cacao en baba, para fermentar y secar, para transformar a chocolate de mesa. En el 2019, con la llegada de comerciantes externos al municipio se detiene la compra de cacao desde la asociación, que desde entonces no compra el cacao de sus socios.
Pese a la interrupción en operaciones, sus socios-integrantes mantienen esfuerzos de reestructuración con nuevas propuestas, mantenimiento de los beneficios para socios y de la ideología promulgada por la asociación desde su fundación.
Conoce aquí a Daniel Carey (APOMD)
Primera memoria del cacao: “Cuando yo inicie en la asociación (ver abajo). Yo no sabía ni cómo era; no conocía el árbol de cacao siquiera”
Primera memoria del chocolate: “La memoria que le voy a contar es la primera experiencia que tuve cuando me tomé la primera taza de chocolate del cacao que cultivé. (...) ese ha sido el chocolate más especial que yo he podido tomar en toda mi vida; que ya es bastante larga. No hay placer mayor que alimentarse con lo que usted con su propia mano cultiva. (...) Eso me supo a Colombia, me supo a [Guajira] departamento, me supo a municipio [Dibulla], me supo a campesino.”
A sus 50 años, Carey se enamoró del cacao. El potencial de conservación ambiental a través de su cultivo lo han mantenido involucrado en las últimas décadas. En sus palabras, “las ciudades son muy hermosas pero en las calles no se crían vacas, ni siembran yucas y plátanos”. Carey, uno de los cuarenta socios vinculados a APOMD, continúa saboreando los frutos de su labor convertidos en chocolate de taza y gelatina de mucílago de cacao.
Daniel Carey desea destacar la labor de:
“los jóvenes que tenemos en la asociación porque ya nosotros los viejos estamos destinados a desaparecer pero me llama mucho la atención ver los jóvenes comprometidos e interesados en esto”.
A continuación resaltamos las respuestas de Daniel Carey a algunas de las preguntas presentadas en la entrevista. Sus respuestas han sido ligeramente editadas por la autora por motivos de claridad.
Sofia Colmenares: Vi en línea que se hizo una investigación de la mano de la Universidad de La Salle y de la Universidad Antonio Nariño. ¿Podría contarme un poco sobre las investigaciones?
Daniel Carey: Bueno la investigación con la Universidad de La Salle, más que todo, es que ellos vinieron para conocer a fondo el cacao. Porque hay muchas situaciones que se dan, que no todo es universidad sino que hay que conocer, hay que juntarse las manos de la tierra y saber dónde vienen los productos, cómo se hace, qué es, cómo se vive, qué hay que hacer para poder fabricar una chocolatina. Inclusive hay que saber, aparte del chocolate, hay que saber que la leche no sale de la nevera, sino que la leche la produce una vaca. Entonces vinieron los estudiantes de el profesor Javier, (...) el traía a los estudiantes que ya estaban haciendo la tesis, y el venía a ver cómo se sembraba el cacao, como se cultivaba, cómo se fermentaba, en fin y cómo se portaba el cacao.
SC: ¿Podría describir la relación que tiene la asociación con Slow food?
DC: (...) la vinculación con Slow Food es que nosotros somos orgánicos, estamos tratando de de rescatar el cacao blanco que es endémico de la Sierra Nevada, de la cara norte de la Sierra Nevada de Santa Marta. Entonces Slow Food está interesado en eso, (...) rescataron de pronto lo que se fue dejando perder, (...) inclusive por mencionar alguna situación desagradable, por los cultivos ilícitos. (...) hicimos unos eventos que se hicieron en Italia hace aproximadamente como 3 o 4 años, no recuerdo bien la fecha, y acta de la asociación participamos (...) y el baluarte de nosotros los cacaoteros fue el cacao blanco.
SC: ¿Existe alguna conexión emocional entre los productores de la asociación y el cacao, o el chocolate? ¿Y en que se basa esa conexión emocional, en memorias de infancia o en el trabajo que hacen en el día a día?
DC: Sí claro, toda. (...) El trabajo del día y la memoria de antepasados, porque a través de la asociación y a través de involucrarnos con el cultivo del cacao nos pudimos dar cuenta que el cacao blanco es endémico de la Sierra Nevada de Santa Marta, nosotros creíamos que el cacao blanco era de Venezuela (...). Y resulta que esa semilla llegó aquí porque los antepasados comercializaban o canjeaban granos y como estamos en todo el cordón montañoso, tanto Venezuela como Colombia que nos une el cordón montañoso, ahí vino se vino a cómo es a esparcir la semilla del cacao blanco, por eso ahi en Venezuela y ahi en Colombia, pero es endémico de la Sierra Nevada de Santa Marta. (...) también porque del cacao podemos integrar, a la esposa, al hijo, a la sobrina, al ahijado, al yerno, al nieto, entonces eso claro emocional ve uno que la familia se interesa por eso.
SC: ¿Cómo productor de cacao colombiano, qué es lo que más lo enorgullece?
DC: Hay tantas cosas que son motivo de orgullo, pero el que más me resalta a mi modo de ver las cosas, mi poco conocimiento, es que nosotros estamos mundialmente abocados a destruir el medio donde nos dejaron para subsistir y entonces a través de este cultivo podemos contribuir con algo de conservación, de sanar el daño que se le ha causado, para que cuando uno ya pase a la historia pues los que vengan encuentren algo todavía
El Fine Cacao and Chocolate Institute (FCCI) y Sofia Colmenares (LACE 2021-2022) agradecen la participación de Daniel Carey por su invaluable contribución a este proyecto de investigación.
Within the scope of the Latin American Cultural Exchange Fellowship Colombia, the Fine Cacao and Chocolate Institute’s (FCCI) Sofia Colmenares spearheaded a series of interviews with cacao producers, chocolate makers, chocolatiers, and researchers, amongst other stakeholders, that participate in or collaborate with the Colombian cacao and chocolate industry. As a whole, they provide a detailed review of the cacao industry in Colombia; this was achieved by providing visibility to people generally dismissed in popular narrative, emphasizing the importance of recognizing the potential quality of Colombian cacao, and reevaluating the relationship of cacao with Colombian history, heritage, and culture. Interviews have been transcribed with the objective of sharing the most relevant information with the readers of this blog.
The Association of Organic Producers of the Municipality of Dibulla (Asociación de Productores Orgánicos del Municipio de Dibulla, APOMD) was established in 2002, with the support of the Ministry of Agriculture, with the purpose of supporting 86 family groups in the municipality of Dibulla, in La Guajira, Colombia. In 2008, the region was affected by a natural disaster, which forced APOMD to pause operations for five years. The initiative was restarted in 2012, with the Compañía Nacional de Chocolates as the project’s commercial partner. From their founding associates, only 36 remain nowadays as a result of violence, forced displacement and deaths. Every associate owns, on average, 3 hectares per capita and grows cacao alongside other fruit bearing trees. In addition, associates grow crops for their own consumption, colloquially known as pancoger. Between 2012 and 2018, the association purchased wet cacao to dry and ferment, and transform a portion of it into chocolate de mesa. In 2019, with the arrival of outsider buyers to the municipality, the purchase of cacao on behalf of the association from its members was halted and since then has not been restarted.
The founding partners have maintained restructuring efforts even throughout their pause in operations, advocating for new proposals, and guaranteeing the continuation of benefits for members of the association, as well as the survival of the ideology the association has maintained since its inception.
Meet Daniel Carey (APOMD)
First memory of cacao: “When I became a member of the association (see below). I didn’t even know what it was like, I had never seen a cacao tree”
First memory of chocolate: “The memory I want to tell you is the experience I had when I drank the first cup of hot chocolate from the cacao that I harvested. (...) that has been the most special chocolate I could have tasted in all of my life, which has been pretty long already. There is no greater pleasure than nourishing oneself with what’s grown by your own hands. (...) It tasted like Colombia, it tasted like [Guajira] department, it tasted like [Dibulla] municipality, it tasted like campesino.”
At age fifty, Daniel Carey fell in love with cacao. The crops’ potential for environmental conservation has kept him engaged over the past decades. In his own words, “the cities are very beautiful but in the streets cows are not raised, nor could yucca nor plantain be planted.” Carey, one of forty members of APOMD, enjoys savoring the fruits of his labor transformed into chocolate de taza and cacao pulp jelly.
Daniel Carey wishes to highlight the labor of:
“the young members of the association, because we the elderly are destined to disappear, but I am filled with hope by young people who are committed to and interested in this work.”
We have selected fragments of our conversation with Daniel Carey to highlight them below. Some answers have been modified slightly, with authorization of the interviewee, for clarity and written comprehension.
Sofia Colmenares: I found information online about research projects carried out alongside the Universidad de La Salle and the Universidad Antonio Nariño. Could you tell me about these projects?
Daniel Carey: Well the project with the Universidad de la Salle, was mainly that they arranged a visit to learn about cacao. Because there are many different settings, not everything is in college and one must also venture out, touch the hands to the soil and understand where the products are coming from, how it is done, what it is, how we live, what needs to be done to make a bar of chocolate. One must also know, aside from chocolate, one must know that milk does not come from the fridge, but from a cow. So Professor Javier’s students came, he brought students that were writing their thesis, and he came to observe how cacao was grown, how it was harvested, how it was fermented, anyways, how cacao behaved.
SC: Would you be able to describe the associations’ relationship with Slow Food?
DC: (...) the relationship with Slow Food lies wherein we are organic producers, we are trying to rescue white cacao which is endemic to the Sierra Nevada de Santa Marta. And Slow Food is interested in this preservation, (...) in rescuing what is being lost, (...) partly as a result of unpleasant activities like illegal crops. (...) We participated in some events that took place in Italy some 3 to 4 years ago, I don’t remember the date well, and as cacao producers we represented white cacao.
SC: Is there an emotional connection between the members of the association and cacao or chocolate?
DC: Yes, of course. (...) Day to day work and the memory of our ancestors connect us, because through the work of the association and becoming involved with cacao we were able to realized that white cacao is endemic to the Sierra Nevada de Santa Marta, we believed that it was from Venezuela (...). And it turns out that that seed arrived here because the ancestors traded beans, and since we are located in a mountainous region, that is how the seed of white cacao was spread through Venezuela and Colombia, but it is endemic to the Sierra Nevada de Santa Marta. (...) also because through cacao we can engage our wives, children, nieces, son in law, grandchildren, so of course it is emotional to see our families involved in it.
SC: What are you most proud of as a Colombian cacao producer?
DC: There are so many things that are a source of pride, but the most important from my perspective, my limited knowledge, is that worldwide we are determined to destroy the space we have been given to survive in. And through this crop we can contribute some conservation, some healing to the damage that has been done, so that when we are no longer here, there will still be something left to find for others.
The Fine Cacao and Chocolate Institute (FCCI) and Sofia Colmenares (LACE 2021-2022) are grateful for Daniel Carey’s participation and invaluable contributions to this research project.
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